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martes, 14 de diciembre de 2010

MUSAS

Un día soleado, arena en la piel, el tic tac de un reloj. Cualquiera de esas cosas te puede producir ideas, un estimulo magnético que ponga tus neuronas en funcionamiento para hacer cosas que realmente parecen imposibles.
Noches de sueño en vela, picor debajo de la nariz, escozor en la nuca... son solo signos de electricidad estancada, de creatividad que se muere por salir a buscar algo sobre lo que hablar, alguien a quien fotografiar, o una página en blanco para rellenar, y si no la dejas huir, si no la dejas hacer su voluntad, doblará su fuerza, triplicará sus intentos y cuadruplicarás la resistencia opuesta, pero nada puedes hacer. No es algo controlable y manejable, apenas es algo visible. Es un suspiro de alivio, un sentimiento fugaz. Es consuelo en el olvido, pero también es fuerza en la victoria.
Algo que todo aquel que se precie como creador debe tener claro es que nunca está solo. Incluso la soledad más irónica es compañía en el camino. Las caídas en malas épocas son bastones para seguir... y el orgullo más sincero es mentira traicionera. Este camino es como la vida misma, no te puedes fiar de nadie más que de ti, pero recuerda que te llevas contigo esa energía estancada y al no estar nunca solo, eliminas un factor en esta ecuación. Los artistas nunca están solos, siempre llevan consigo a su musa.