Hay silencio en la calle tras tu ventana. Tú guardas los secretos en tu almohada. Déjame entrar, no hay de que asustarse. Te prometo que no te haré daño, no, esta noche no.
Y estamos atrapados en la línea de fuego, entre el cielo y el infierno. Y buscamos refugio. Échate al suelo.
Viéndote vestirte mientras apagas la luz olvido que fuera hay tormenta. Nubes oscuras siguen su camino sobre la ciudad. La angustia y el dolor llueven a cántaros y caen como granizo, aguanieve, lluvia.
Dile al diablo que vuelva por donde vino, sus flechas de fuego son en vano. Y cuando termine lo más difícil estaremos aquí, y nuestros sueños romperán los límites del miedo, de nuestro miedo.
Échate al suelo, a mi lado.
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