Que ya os vais, o que ya nos vamos, mejor dicho. Que no nos vamos a casa, que nos vamos cada una a una punta del mapa.
Unas se quedan y otras nos vamos, pero por suerte podemos mirar atrás y decir que realmente lo pasamos bien, que hicimos que lo que para muchos es algo por lo que pagarían por olvidar, nosotras estamos orgullosas de decir que es un periodo que nos marcó como personas.
Poco a poco fuimos creciendo, nos fuimos adaptando, nos fuimos conociendo. Pasamos de ser tres a ser cinco, luego seis, poco a poco ocho, y ahora ya somos más de 1o. Pero no somos solo un grupo de amigas, somos confidentes, somos pañuelos de lagrimas, somos compañeras de viaje a través del tiempo, de un tiempo que no vamos a olvidar, que a veces pasó en un segundo y a veces sus segundos fueron eternos.
Juntas hemos vivido cumpleaños, discusiones, nacimientos, muertes, suspensos, matriculas, denuncias, llamadas a horas intempestivas, momentos de "me cojo la maleta y en dos horas estoy allí", tardes de "ven hasta casa que no me puedo levantar" y noches de "vete tu a pedir que eres la más de pueblo".
Hemos viajado a Madrid, a Burgos, a Palencia, a Alicante, e incluso fuera de las fronteras: a Italia y a Francia, que no es muy lejos, pero solo el haberlo compartido juntas los hace los destinos más lejanos y los países más exóticos jamás soñados. Nos hemos visto alegres, llorando, despeinadas, con el pelo liso, con el pelo rizado, con algo en la cabeza que no es ni pelo, peinándonos, duchándonos, de fiesta, depresivas, eufóricas, con vestido, con pantalones, con falda, con bikini y hasta semi desnudas, borrachas, a primera hora de la mañana, haciendo maletas, durmiendo en la playa, en el bus, en una silla, en un sofá, haciendo barricadas, cocinando, comprando ropa y comida, discutiendo con terceros o entre nosotras, y aún así, seguimos aquí.
¿Como es posible que tanta gente tan diferente se soporte? Porque somos distintas, porque lo intentamos y no tiramos la toalla, porque buscamos los más mínimos momentos para regalarnos sonrisas, besos, abrazos o frases bonitas, porque por mucho que discutamos siempre seremos nosotras, y al fin y al cabo, más locas o más cuerdas, aquí o allí, por siempre seremos Las Chunguitas, solo nosotras, sin agregados ni agregadas, sin conservantes ni colorantes, con nuestros chistes malos por bandera y nuestro ácido optimismo como tarjeta de visita.
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