miércoles, 31 de octubre de 2007
La inpiración
Es quizás cuando menos te lo esperas que llega la inspiración. En el coche de viaje, entre clase y clase, escuchando tu canción preferida… y es también cosa extraña, que es cuando intentas plasmar tus sentimientos con papel y boli cuando menos te ves capaz de hacerlo. Porque quien no ha dicho alguna vez “Quiero escribirlo, ¡pero no encuentro palabras para d-escribirlo!”. Y es que por avatares de la vida, hay que unir a la larga lista de defectos humanos el inoportunismo, o quizás la torpeza, si es que tenemos que esperar a esa tardona que nosotros llamamos inspiración. Es en verdad un ser huidizo (o una cosa, ya que los científicos nunca la han pillado para investigarla*) y caprichoso, que viene y se va como a ella se le antoja, sin dar explicaciones (¡parece un hombre!*) y nos deja con el buen sabor de boca de haber tenido otra buena idea. Es reflexionando sobre este tema que te das cuenta de cosas en las que no habías reparado nunca y empiezas a filosofar y a darle vueltas a la cabeza y de repente… ahí está, ha vuelto. La inspiración. Tu cabeza gira a mil por hora y las palabras se agolpan en tu mente hilando frases que conectadas unas a otras… parece que quieren decir algo, o quizás nada. Lo importante es que al fin has conseguido sacar de ti lo que realmente sientes, y en ese ahora y en ese ya, te sientes la persona más realizada sobre la faz de la tierra.
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