Impacto total. Las emociones al límite. Sollozar de la alegría y gritar de tristeza. Temblar de estrés y el castañear constante de mis dientes en plena emoción. Un torrente de energía que se muere por salir, canalizado hacia el exterior en pequeñas dosis. Poco a poco se va desinhibiendo y se ven pequeños trazos de personalidad. Personalidad en estado puro, arriba, abajo, norte, sur. El mapa de mis pensamientos late a mil por hora y ya no sabe hacia dónde dirigirse. A ti. O a ti. La sonrisa se me apaga para dar paso a unos labios fijos, un hilo de intenciones. Mi expresión no es buena, no quieras estar cerca. Al tiempo mi cerebro se desconcierta. No casan, no encajan. Ahora sí, ahora no. Más tarde allí, por el momento aquí. ¿Qué pasó? Desde luego te buscaste una buena estrategia. Pero a mí ya no me engañas. El juego a dos bandas se te ha acabado y que viva el cinismo. Para todo lo demás, falsedad.
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